sábado, noviembre 14, 2020

martes, julio 21, 2020


Parece ser que el propio Galdós no la tuvo en gran estima,  a mí me ha gustado
. El niño Luisito, además, me parece un personaje mágico, casi bíblico; fuera de lo común en todo caso. Él solo ya sostiene en la altura una obra en la que, por lo demás, se retrata el Madrid de la restauración borbónica y se disecciona el espíritu de la burguesía de la época. Como tema general el desencuentro entre individuo y sociedad. Como tema específico el mundo de la administración del estado con su podredumbre de influencias, ascensos, aspirantes, cesantes etc.

lunes, julio 20, 2020


A veces me gusta tomar aleatoriamente un libro de las estanterias de una biblioteca de barrio y dejar al azar el descubrimiento de nuevas literaturas, de nuevas historias y autoras que seguir. Volver a ser el lector permeable, desprejuiciado que por ignorancia y bisoñez algún día fui, libre del bagaje libresco y de un instinto que no siempre fue certero. Asumir el pequeño riesgo de no afinar y perder tiempo con un texto que no nos interese faltando tanto para aquellos que nunca podremos leer. Esta apuesta ciega se me antoja un sugestivo juego literario, una pequeña incursión en el mundo mágico de la casualidad, que puede deparar experiencias buenas o malas, pero que nos ejercita en el nada cómodo hábito de lo desconocido, de lo no pautado alejándonos del terreno fácil de lo referencial.


No sabría decir si más allá de dicho juego de selección caprichosa esta novela ha merecido o no la lectura. Me encuentro con una narradora en primera persona que parece nos cuenta una experiencia autobiográfica, en conveniente tono confesional y estilo directo. No obstante, apenas si aclara nada sobre las circunstancias o las razones que mueven a los dos presonajes. La novela trata de dos días (y no una semana como indica el título) en los que un hombre mayor, típico intelectual francés seco y engreído, cohabita con una chica joven en una casa rural francesa. ¿Qué hace en esos dos días? Correrse. Casi todo el tiempo lo emplea exclusivamente en eyacular en la boca y en el ano de la chica, con una ansiedad (y una potencia) sexual inagotables, y con una indiferencia pasmosa por la satisfacción sexual de la chica. 

Hay sexo pero no erotismo. El erotismo es deseo. La cualidad erótica implica una imaginación sublimada, un aporte cultural excitante que presenta al sexo en sociedad. Aquí sin embargo no existe sino una erupción de semen constante. Frialdad a manos y vagina llenas. Tampoco podríamos hablar de pornografía pues la propuesta está llena de vida y elude toda grosería. ¿Qué tenemos entonces? No lo sé, es una obra muy extraña, ambigua, confusa a propósito. Una denuncia de abuso incestuoso tal vez.


viernes, julio 17, 2020



Fino, culto, sin pedantería ni engolamiento, Carlos Morla va desgranando en estas páginas los encuentros que noche tras noche tiene con la crema de la vieja y la nueva intelectualidad, sin eludir sus antipatías, sin escatimar críticas ni elogios. Curioso el episodio de su primera entrevista con JRJ. Tal es el deseo del diplomático chileno de atraérselo, de simpatizar con él que durante la conversación lo agarra de la solapa de la chaqueta, cosa que violenta e inhibe al de Moguer que no volverá a tratarlo. Pero lo más importante de la obra y que la hace única, amén del riquísimo anecdotario, es el fresco que hace de la época de la Segunda República gracias a ese presente puro que nos ofrece el diario como género. Nunca tendremos otra ocasión de conocer en redondo, en cerrado presente a Federico García Lorca. Sus palabras, sus opiniones, sus sentires. "Federico se sienta en el suelo para reírse en terreno firme". Y de Cernuda dice: "No se sabe nunca lo que piensa. Su espíritu es como un ojo de mosca: hecho de mil facetas" Y luego las palabras de Lorca sobre Cernuda: "Un duelo tremendo sin esperanza de paraíso" Un poco en la sombra queda Bebe Vicuña, mujer del propio Morla, de la cual poco sabemos aparte de que paga la casa donde se montan las algaradas hasta altísimas horas de la madrugada. ¿Están separados y viven juntos? Trapiello en el prólogo de "España sufre" segunda parte de estos diarios que abarcaría los años de la Guerra ya sin FGL, corrobora no solo la separación, sino que además lanza la hipótesis sobre la homosexualidad de Morla y un posible affaire de Bebe con el joven Gerardo Diego.



"Carlos Morla Lynch (Santiago de Chile, 1885 - Madrid, 1969) fue un diplomático chileno destinado en Madrid durante la II República y la Guerra Civil. El hogar de Morla Lynch en el madrileño barrio de Salamanca acogió una de las tertulias literarias más importantes de la época entre la dictadura de Primo de Rivera y la Guerra Civil. La Generación del 27 al completo y otros más, autores como Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Jorge Guillén, José Bergamín, Vicente Aleixandre, Luis Rosales, Pedro Salinas, Eugenio D’Ors y Salvador de Madariaga, pasaron todos por su salón. También, como no, los chilenos de la talla de Neruda, Vicente Huidobro o Gabriela Mistral. De todos ellos, sin embargo, era Federico García Lorca quién mantenía una relación más profunda con Morla Lynch. Según nos cuenta Macías Brevis, Lorca solía concurrir a las nueve de la noche; allí, en un rincón del salón tenía su guitarra y un piano con los que animaba a los concurrentes. Todos estos recuerdos de su amistad con Federico García Lorca y de la vida literaria que se reunía en la embajada de Chile, fueron recogidos por Morla en la primera parte de sus memorias: En España con Federico García Lorca. Páginas de un diario íntimo. 1928-1936. Esta edición, completa y revisada, es original, hasta el punto de incluir una carta inédita que Federico García Lorca escribió a Morla Lynch, como íntimo amigo y confidente suyo. A partir del estallido de la Guerra civil, la vida de Morla Lynch da un vuelco. Entre 1936 a 1939, Carlos Morla Lynch convirtió la Embajada de Chile en un refugio para perseguidos de ambos bandos. Pablo Neruda dijo que hasta 4.000 personas le debieron la vida, entre ellas el escritor y falangista Rafael Sánchez Mazas o las familias de Manuel Azaña, Indalecio Prieto y Largo Caballero. Para ello tuvo que enfrentarse a dos autoridades, la republicana del asedio y la vencedora franquista."

jueves, julio 02, 2020


Los diarios de exilio -existen otros de juventud de los que hablaré en otro momento- constituyen el mejor testimonio de la vida de esta excepcional mujer, escritora, profesora, traductora, secretaria, catalogadora, chofer (primera mujer en Madrid en conducir, su hermano José le regala un Ford), miembro del Lyceum Club Femenino asociación pionera en España para la defensa de los intereses de la mujer, decoradora de interiores, marchante de artesanía popular y por largas temporadas enfermera del depresivo J.R.J. ¡Qué distinta hubiera sido la vida de ambos (y quizás también la obra del poeta) si en vez de en 1988 el Prozac se hubiera inventado unas décadas antes!

Además del recorrido vital de la pareja, estos diarios son muy interesantes porque revelan de primera mano y por quién mejor, no solo los más elementales detalles de la vida personal de Juan Ramón Jiménez: su carácter, sus hábitos, la relación con otros escritores; sino también la gestación y ordenación de su obra, el modo de trabajo del autor de Poemas mágicos y dolientes.

Pero Zenobia, que escribe en español si está en país de habla inglesa y en inglés si en Cuba o Puerto Rico, no se limita a anotar el día a día del célebre marido. Para los interesados en un monográfico juanramoniano remito a `Juan Ramón de viva voz´ de Juan Guerrero Ruiz. Los diarios de Zenobia poseen valor por sí mismos, J.R.J. es solo una parcela.

Como diario íntimo que es y por tanto un apoyo y un confidente para la que escribe, sabemos de sus alegrías y frustraciones, de su vida interior, de la actividad que realiza con admirable autodisciplina, y nos complacemos con las observaciones de su espíritu sencillo y cultivado. Tal es así que su voz se nos hace entrañable y necesaria ya desde el diario de Cuba.

jueves, mayo 28, 2020








Lecturas de esta segunda parte del confinamiento. Cada uno de su padre y de su madre. Sin orden ni concierto, sin ningún criterio de género, época, país, guiado solo por la curiosidad. Si alguien quiere opinión, con gusto se la doy

jueves, abril 23, 2020


       Esta tarde de 23 de abril he terminado de leer la que se estima una de las mejores biografías de Miguel Cervantes, la cual cayó en mis  manos no ha tres jornadas. Con ser de las mejores biografías no es que arroje demasiada luz sobre grandes periodos de su vida que han permanecido a oscuras luengos siglos. Esta circunstancia hace que sea su obra la que atraiga toda la atención de biógrafos e historiadores incapacitados si no para interpretar los hechos verdaderos o supuestos de su vida. ¿Podrá un escritor esperar merecer mejor destino que ser conocido por su obra y no por su azarosa vida, llena de no pocas contigencias vulgares?

No obstante esas zonas sombrias, existen hechos documentados, hitos archiconocidos que jalonan la vida de nuestro escritor. Los señalo a continuación. Nace en 1547 en Alcalá de Henares, lucha en la Batalla de Lepanto en 1571 donde pierde una mano. Permanece cautivo en Argel de 1575 a 1580. Da a imprenta La Galatea en 1584 aunque no saldrá a la venta hasta 1585. En diciembre de ese mismo año de 1584 se casa con Catalina de Salazar en Esquivias (Toledo); claro que en marzo, es decir, solo unos meses antes, había nacido su hija Isabel de su amante Ana de Villafranca. No hay certeza de que fuese hija en vez de sobrina de Miguel. Se ha dicho que la niña Isabel era de su hermana Magadalena  de su relación con Juan de Urbina. En 1597 es encarcelado en Sevilla varios meses, parece que fue allí donde imaginó al el "hidalgo fuerte", pero es poco probable que lo escribiera entonces como se ha sugerido.

Cervantes se dedicó gran parte de su vida, como comisario de los barcos reales, a cobrar impuestos en especie para abastecer a la Armada invencible. Este prosaico oficio le deparó muchos pleitos (cárcel incluso) y muy poca hacienda pues el estado de Felipe II pagaba tarde y escaso. "¡Venturoso aquel a quien el cielo dió un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerdselo a otro que al mismo cielo!-dirá Don Quijote luego. Estas comisiones echaron a Cervantes a los caminos, a los campos y pueblos de Andalucía. Se curte así en la vida, en las relaciones humanas que tan magistralmente plasmaría después en sus obras. Recorrerá pueblos como Écija, Estepa, Arahal, Marchena y La Puebla de Cazalla. Están documentadas las requisas de Osuna, Morón de la Frontera y Villamartín (Cádiz) ¿Pasaría por ventura por la loma Almajar quier por Prado del Rey donde tomaría un vinito en la bodega de la Fuente? Puestos a cubrir huecos de su biografía, qué mejor sitio.

A su vuelta de Italia, después del rescate de su cautiverio, Miguel esperaba recibir del estado la merced de una sinecura. Hubo momentos de zozobra en que solicitaría un puesto en ultramar. La literatura española y universal agradece todavía a día de hoy que no se le concediera tal destino que de buen seguro lo hubiera perdido para la creación literaria, caso de Mateo Alemán. No obtuvo la gracia de la sinecura, ni tampoco la del puesto en el Nuevo Mundo; pero sí, al menos, el cargo de recaudador que, como decía, le procuró más sinsabores y afrentas que riqueza. "Que yo no soy bueno para palacio-declara el Licenciado Vidriera-, porque tengo vergüenza y no sé lisonjear"

De 1600 a 1605 la corte de Felipe III se desplaza de Madrid a Valladolid. Cervantes y su familia se instalan en la capital del Pisuerga, y si la idea del Quijote bien se pudo gestar en su breve cautiverio en Sevilla, será en Valladolid donde tome forma. Me interesa mucho el proceso de impresión, las fases por las que pasaba el texto hasta llegar a las librerías: el autor entrega el  "autógrafo" a un amanuense profesional. Este lo copia y obtiene el "original" destinado a la imprenta. Pero no se imprimirá sin antes verificarse varias revisiones y sin la intervención del censor. Finalmente, en vista del espacio de libertad y capacidad de decisión que se otorgaba al editor e impresor en aquella época, un corrector establecía la tipografía y la puntuación del texto. Comas, puntos y tildes...el Quijote nació sin ellos, Cervantes no puntuó. La distribución del texto, de las historias intercaladas, tampoco es del todo cervantina. El Quijote que leemos hoy le debe muchísimo al tipógrafo, al editor, al corrector. Por último, dedicatorias, privilegios, tasas. Todo el proceso podía durar meses.

En el periodo de "entrequijotes" Cervantes goza del periodo más sosegado y productivo de su vida, al menos en lo que a su labor literaria se refiere. En 1613 publica las "Novelas Ejemplares", en 1614 "Viaje del Parnaso", en 1615 "Ocho comedias y ocho entremeses" y la segunda parte del Quijote. Vivió en Madrid, donde volvió a instalarse la corte, en la calle Huertas. Su última morada estuvo en la esquina de la calle de León con la calle de Francos (hoy llamada Cervantes) muy cerca de la casa de Lope de Vega con quien mantuvo muchas tiranteces.

En el prólogo del Persiles se narra el hecho de un supuesto último viaje a Esquivias antes de su muerte. En el trayecto se cruza con un estudiante que, al reconocer a quien tenia delante, salta a tierra y coge la mano del escritor exclamando: "¡Sí, sí; éste es el manco sano, el famoso todo, el escritor alegre, y finalmente, el regocijo de las musas!" A lo que aquel respondió: "Ese es un error donde han caído muchos aficionados ignorantes. Yo, señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las musas, ni ninguno de las demás baratijas que ha dicho vuesa merced..."

Hidropesia, diabetes...sus últimas palabras son del miércoles 20 de abril de 1616 "¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!" 
Moriría el viernes 22 de abril, y su entierro el día siguiente queda como fecha oficial de su muerte. En 1617 se publicaría póstumamente en Madrid "Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional", última obra de Miguel de Cervantes.

viernes, abril 17, 2020


En este opúsculo Miguel Delibes dice de la bicicleta : "...vehículo tan esquemático como la bici" o "motocicleta afónica". Se lee en una tarde. Tiene cierto encanto añejo. Se puede escribir bien, se puede incluso escribir muy bien y tener verdadero talento ¿Dónde queda Delibes entonces?

Con muy buena prosa y lujo de detalles la autora zaragozana nos da un paseo por la edad antigua. Éste periodo eclosiana de la prehistoria con el nacimiento de la escritura y se extiende hasta el periodo greco-romano. En dicho recorrido la historia de nuestra cultura es reflejada por distintos prismas: cultura oral, invención de la escritura, primeros escritores, sus obras, los diversos soportes documentales, la lectura, el papel de la educación, el de los libreros y las bibliotecas.

El hilo conductor de la obra es la transmisión de toda esa cultura desde la noche de los primeros tiempos de la escritura hasta el amanecer del siglo XXI. Son muchas las vicisitudes que han sufrido las colecciones de libros desde antaño hasta hogaño: robos, incendios, inundaciones, guerras, censura, bibliocaustos, traslados, desidia y olvidos. Tal vez la enseñanza que obtenemos de su lectura sea la comprensión de cómo esas obras iniciáticas han ido modelando la civilización a lo largo del tiempo hasta configurar nuestra cultura actual.

Es una obra divulgativa asequible para todo lector con curiosidad, de misma la familia del ya clásico "El mundo de Sofía". La materia es densa pero intercala, para allanar la varga, anécdotas etimológicas ("Teatro" viene del griego Lugar para mirar), científicas (Eratóstenes calculó la circunferencia de la Tierra valiéndose de razonamientos, un palo y un camello con un margen de error de solo de 80 kms) o bibliométricas (Datos de 2016, 224 millones de libros publicados en España de los cuales 90 millones por no ser vendidos son devueltos, triturados y reciclados en otros libros, servilletas o posavasos). Nos recomienda lecturas, películas, lugares. Tiene esa virtud de los buenos libros de conducir a otros, de despertar la curiosidad y hacer de nosotros investigadores para consumo propio.

En definitiva, un libro al que deseo y me atrevo a pronosticar una vida larga.


sábado, marzo 28, 2020

Ese edificio de estilo modernista de la cubierta, el Flatiron Building, que semeja la proa de un barco cortando el viento de la 5th avenue con Broadway, se construye en 1902, obra del arquitecto Daniel H. Burnham. Durante algunos años ostenta el privilegio de ser uno de los rascacielos más alto de Manhattan. Pero no es tan alto como parece. Hoy destaca más por su belleza perfilada, por esa apariencia sólida y escurridiza, la estabilidad de la cuña y su cualidad aerodinámica que por sus dimensiones.

La escritura de Muñoz Molina es también sólida y aerodinámica; escultórica en su arquitectura, como el Flatiron Building. Airea su vida, se autobiografía como si él fuese una ciudad llamada Nueva York. Nueva York, por su parte, nos parece tan Antonio Muñoz Molina en estas páginas que la ciudad puede leerse como una novela, ficción toda como una vida en perspectiva, como un sueño que comienza a tomar forma pero que cuando se experimenta, cuando se constata, cuando se solidifica, se desploma, como las torres del World Trade Center.


El arte de los museos, la arquitectura, los locales de jazz, el vértigo de una ciudad fulgurante y peligrosa observada desde sus ventanas, la sugestión del paseante que se cree invisible y que todo lo observa con curiosidad obsesiva porque alimenta la ilusión de aprehenderlo y de llevárselo a casa para siempre. Eso nos encontramos en Ventanas de Manhattan. Describe mucho, y en ocasiones reflexiona sobre lo que ve, pero es más importante el apunte, el registro de la ciudad que muda a cada instante. También es historia. Son interesantísimas esas páginas en que cuenta de primera mano el colapso del 11 S. Hemos podido saber de ese acontecimiento histórico por telediarios, periódicos, documentales, obras ensayísticas o divulgativas, pero nunca desde la perspectiva de un novelista con las cualidades literarias de Muñoz Molina.


En "Lugares que no quiero compartir con nadie" la escritora gaditana/madrileña nos habla de sus primeros compases en la gran Manzana, en la que vive por temporadas de seis meses siguiendo a su pareja, Antonio Muñoz Molina, que comenzó ligado a diversas universidades americanas, luego dirigió el Instituto Cervantes en NY y por último impartió clases en Universidad de Columbia.
Elvira, con su estilo breve, ágil (grácil por momentos, cargado de donosura) nos cuenta de su inadaptación a la gran ciudad, de su vida de paseante, de restaurantes, de amistades. Su escasa vida social, de los conflictos interiores con su faceta de escritora. Disfruta del anonimato, de los paseos por Riverside Park, donde Federico García Lorca ya lo hiciera entre 1929 y 1930.

En "Noches sin dormir", de la misma manera pero en un tono de nostalgia anticipada, nos cuenta su última temporada en NY.

jueves, febrero 27, 2020

He sido feliz en Nueva York por persona interpuesta.
Javier Reverte escribe guias de viaje amenas, sencillas, documentadas sin exceso de datos. Es además hermano de Jorge Martínez Reverte, autor de excelentes obras sobre la Guerra Civil como La batalla de Madrid o La batalla del Ebro. 

En esta  New York, New York  ofrece información de interés sobre la ciudad, pero apelando sobre todo a sus sentimientos y a lo que sintieron escritores, poetas y grandes personajes históricos a su paso por ella. Lo cual se agradece.

miércoles, febrero 19, 2020

Hay poemas en este libro que bien le valdrían al autor para dejar de escribir, seguro y satisfecho de haber alcanzado una cota más que aceptable:

Saber


desde el alba al ocaso
¡es tan breve el trayecto
para fijar un canon
que evite lastimar o lastimarse!


Y también te puedes encontrar remates tan memorables como este. Del poema "No aprenderás nunca"
Con largueza y sin tasa te ha premiado la vida.
La mezquindad, la queja, están de más en ti.


Lean este libro, aunque os obligue a buscar palabras como "véspero", "ignaro", "parihuela", "vasicante", "feble" o "vedija". Al fin y al cabo la poesía es también aprendizaje.

martes, febrero 18, 2020



Decía Francisco Umbral que la vida es una mala novela, que no tiene talento narrativo. Amén de la genialidad la frase, la apreciación es certera. La vida vista como un todo y desde cierta perspectiva no despierta ningún interés. Poca emoción en una trama lenta, previsible y bastante inclinada a un determinismo social y económico que poco o nada recuerda a una obra maestra del ingenio narrativo.

La vida en general es común y pedestre, no así la de ciertas personas que por mor de sucesos extraordinarios se convierten en personajes.
Imagínense a alguien que haya vivido de primera mano: el descubrimiento de América, el Renacimiento en Roma,  el Humanismo y a su mentor Erasmo de Róterdam en Venecia, los primeros compases de la imprenta; que conociera a Lutero, que viviera y se educara en la Corte de los Reyes Católicos, y después fuera en la comitiva imperial de Carlos V. Alguien que además sacara tiempo para embarcarse en los siguientes proyectos: elaboración de uno de los primeros diccionarios de latín, de una descripción minuciosa del territorio español, milla a milla. Creación de una biblioteca enciclopédica en la que reunir todo lo publicado hasta su época. Para esto último Hernando Colón recorre a caballo Europa buscando libros, comprando y enviándolos en barcos o en carretas hasta Sevilla. Así viaja a Venecia, Núremberg, Colonia, Maguncia, Basilea, Londres y finalmente Francia.  Es pionero en la elaboración de catálogos, obsesivo en crear listas. Realiza el Libro de los epítomes (resúmenes), Libro de las materias. Su idea es crear una Biblioteca Universal, con todos los idiomas y épocas, impresos y manuscritos. 15000 volúmenes sin incluir muchos más que naufragaron. Hernando había acercado la sabiduría del universo a España, a Sevilla, a su casa de la Puerta de Goles.


Me gusta imaginármelo a caballo por toda Europa, en busca de libros, acompañado por un par de los mejores bibliotecarios del momento a los que contrata por casi nada. Les prometía acceso a cientos de libros escritos en árabe en su biblioteca de Sevilla. Y los libros en árabe para un bibliotecario erudito de Alemania, Países Bajos, Italia era algo inaudito. Los países islámicos (especialmente los persas) fueron maestros en la encuadernación en cuero. Es de destacar la encuadernación árabe hecha en España, mudéjar.
Otra cosa que me ha fascinado es que prefiriera los impresos a los manuscritos. Me sorprende debido al prestigio de los valiosos manuscritos. El impreso aún no tenía mucho valor. Fue un visionario, iba a contracorriente.
Las grandes bibliotecas privadas de nobles, aristócratas, reyes etcétera albergaban en el siglo XVI sobre todo obras manuscritas, selectas y, por lo general, en latín con preferencia hacia unas pocas materias consideradas entonces las disciplinas más elevadas: matemáticas, medicina, teología.
Pero Hernán Colón, y aquí está lo fascinante, soñaba con una biblioteca en la que tuvieran cabida todas las obras, mostrando preferencia por pequeños opúsculos, impresos baratos, ocasionales, ephemera, literatura gris de entonces. No quería joyas carísimas sino registrar todo lo que pensaba la gente de su época. Cuando llegaba, por ejemplo, a Venecia o Amberes no compraba a las grandes casas editoriales, se iba a pequeñas librerías. Fue un incomprendido, lo tomaron por loco o por un extravagante que almacenaba todo tipo de papeles sin valor. El valor de su colección a ido creciendo con el tiempo, pero en su época no era muy valorada.

Este es un libro excepcional, por la novedad de los datos y por el vacío que existía sobre el erudito, cosmopolita, descubridor, bibliófilo, bibliógrafo e hijo espurio de Cristóbal Colón, Hernando Colón.

lunes, enero 20, 2020


He leído la novela y después he visto la película. El orden no es aleatorio. Ambos artefactos funcionan y me han resultado satisfactorios por separado, con sus lenguajes propios: el literario analítico y el cinematográfico sintético. 
Se narra la felicidad de los años veinte, la abundancia, la suntuosidad de los salones, el materialismo como religión con su dios dinero en la hornacina, en el altar más alto. Pero también se dejan ver las sombras de todo eso: brutalidad, adulterio, desencanto, violencia. La vulgaridad de esas gentes frívolas y sin entrañas, la decadencia moral, nuevos ricos contra ricos de siempre, la división social este-oeste simbolizada en ese "Valle de las Cenizas" que los separa y donde la clase obrera se hunde en la miseria.
Lo que pudo ser y no fue, la contradicción de una época fulgurante y siniestra, la gran mentira del sueño americano... todo eso y además el amor de Jay Gatsby.

No regales nunca libros a un bibliotecario, a un buen lector o a un letraherido. Pondrá buena cara pero no lo apreciará como si los eligiera él. Regálale mejor unas estanterías blancas con puertas de cristal.

jueves, enero 09, 2020


"Relatos escritos entre 2003 y 2017. El primero trata de un perro guardián que atemoriza a una mujer que pasa cada día ante su puerta. La mujer quisiera reconciliarse con él, pero se da cuenta de que la bestia es solo una proyección del miedo de sus dueños. El segundo aborda la infidelidad “sin causa” de una mujer casada. La narración de ambos es abstracta y a la vez muy precisa. El contenido “moral” queda en el aire, flotando entre dos escenas, y ha de ser “aspirado” por el lector como si de un olor se tratase.
Los cinco relatos restantes tienen como protagonista a la escritora de Melbourne Elisabeth Costello que se encuentra en Europa. ‘Vanidad’ habla de la apariencia en la edad anciana y de los clichés familiares con una aguda sensibilidad hacia los detalles; es un pequeño. ‘Una mujer que envejece’ muestra el poderío de Costello como personaje: transparente y ambiguo, individualista y tiernamente humano. En Niza la hija intenta hacer entender a su madre que no puede vivir sola “al otro lado del mundo”, donde siempre ha estado.
Ligero y hondo, el volumen se ensancha con ‘La anciana y los gatos’. El hijo visita a su madre en un pueblo de Castilla donde vive acogiendo gatos asilvestrados. La brecha entre el huero mundo moderno y las “fronteras del ser” de “los animales no nacidos” a que se refiere Costello es más que generacional, parece ontológica. Si ‘Mentiras’ es un recuento epistolar del hijo a su mujer sobre la decadencia de la suegra, ‘El matadero de cristal’ resulta una pieza maestra que ironiza con la garrapata de Heidegger. Como el insecto, el filósofo es “esclavo de su apetito de sangre”, la de su alumna Hannah Arendt. “Queremos disolvernos en nuestra naturaleza animal pero no es posible”, escribe Costello. Así explica ese “parpadear de la razón” tan humano, como el de su propio discurso al asimilar en una de sus “lecciones” la matanza sistemática de animales al Holocausto. Pero la esperanza reside en nuestra “innata facultad de la empatía” y su disciplinado cultivo, que propicia el “cambio de perspectiva”. Esperemos que Coetzee siga dejando a sus personajes que hablen y se rebelen a placer para el bien de la literatura."


Babelia

Qué difícil sobrellevar, sobreponerse a un éxito real, supuesto o atribuido. Y qué angustia luego la sombra de su fantasma, la acechada decepción y la displicencia de los demás.