jueves, abril 23, 2020


       Esta tarde de 23 de abril he terminado de leer la que se estima una de las mejores biografías de Miguel Cervantes, la cual cayó en mis  manos no ha tres jornadas. Con ser de las mejores biografías no es que arroje demasiada luz sobre grandes periodos de su vida que han permanecido a oscuras luengos siglos. Esta circunstancia hace que sea su obra la que atraiga toda la atención de biógrafos e historiadores incapacitados si no para interpretar los hechos verdaderos o supuestos de su vida. ¿Podrá un escritor esperar merecer mejor destino que ser conocido por su obra y no por su azarosa vida, llena de no pocas contigencias vulgares?

No obstante esas zonas sombrias, existen hechos documentados, hitos archiconocidos que jalonan la vida de nuestro escritor. Los señalo a continuación. Nace en 1547 en Alcalá de Henares, lucha en la Batalla de Lepanto en 1571 donde pierde una mano. Permanece cautivo en Argel de 1575 a 1580. Da a imprenta La Galatea en 1584 aunque no saldrá a la venta hasta 1585. En diciembre de ese mismo año de 1584 se casa con Catalina de Salazar en Esquivias (Toledo); claro que en marzo, es decir, solo unos meses antes, había nacido su hija Isabel de su amante Ana de Villafranca. No hay certeza de que fuese hija en vez de sobrina de Miguel. Se ha dicho que la niña Isabel era de su hermana Magadalena  de su relación con Juan de Urbina. En 1597 es encarcelado en Sevilla varios meses, parece que fue allí donde imaginó al el "hidalgo fuerte", pero es poco probable que lo escribiera entonces como se ha sugerido.

Cervantes se dedicó gran parte de su vida, como comisario de los barcos reales, a cobrar impuestos en especie para abastecer a la Armada invencible. Este prosaico oficio le deparó muchos pleitos (cárcel incluso) y muy poca hacienda pues el estado de Felipe II pagaba tarde y escaso. "¡Venturoso aquel a quien el cielo dió un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerdselo a otro que al mismo cielo!-dirá Don Quijote luego. Estas comisiones echaron a Cervantes a los caminos, a los campos y pueblos de Andalucía. Se curte así en la vida, en las relaciones humanas que tan magistralmente plasmaría después en sus obras. Recorrerá pueblos como Écija, Estepa, Arahal, Marchena y La Puebla de Cazalla. Están documentadas las requisas de Osuna, Morón de la Frontera y Villamartín (Cádiz) ¿Pasaría por ventura por la loma Almajar quier por Prado del Rey donde tomaría un vinito en la bodega de la Fuente? Puestos a cubrir huecos de su biografía, qué mejor sitio.

A su vuelta de Italia, después del rescate de su cautiverio, Miguel esperaba recibir del estado la merced de una sinecura. Hubo momentos de zozobra en que solicitaría un puesto en ultramar. La literatura española y universal agradece todavía a día de hoy que no se le concediera tal destino que de buen seguro lo hubiera perdido para la creación literaria, caso de Mateo Alemán. No obtuvo la gracia de la sinecura, ni tampoco la del puesto en el Nuevo Mundo; pero sí, al menos, el cargo de recaudador que, como decía, le procuró más sinsabores y afrentas que riqueza. "Que yo no soy bueno para palacio-declara el Licenciado Vidriera-, porque tengo vergüenza y no sé lisonjear"

De 1600 a 1605 la corte de Felipe III se desplaza de Madrid a Valladolid. Cervantes y su familia se instalan en la capital del Pisuerga, y si la idea del Quijote bien se pudo gestar en su breve cautiverio en Sevilla, será en Valladolid donde tome forma. Me interesa mucho el proceso de impresión, las fases por las que pasaba el texto hasta llegar a las librerías: el autor entrega el  "autógrafo" a un amanuense profesional. Este lo copia y obtiene el "original" destinado a la imprenta. Pero no se imprimirá sin antes verificarse varias revisiones y sin la intervención del censor. Finalmente, en vista del espacio de libertad y capacidad de decisión que se otorgaba al editor e impresor en aquella época, un corrector establecía la tipografía y la puntuación del texto. Comas, puntos y tildes...el Quijote nació sin ellos, Cervantes no puntuó. La distribución del texto, de las historias intercaladas, tampoco es del todo cervantina. El Quijote que leemos hoy le debe muchísimo al tipógrafo, al editor, al corrector. Por último, dedicatorias, privilegios, tasas. Todo el proceso podía durar meses.

En el periodo de "entrequijotes" Cervantes goza del periodo más sosegado y productivo de su vida, al menos en lo que a su labor literaria se refiere. En 1613 publica las "Novelas Ejemplares", en 1614 "Viaje del Parnaso", en 1615 "Ocho comedias y ocho entremeses" y la segunda parte del Quijote. Vivió en Madrid, donde volvió a instalarse la corte, en la calle Huertas. Su última morada estuvo en la esquina de la calle de León con la calle de Francos (hoy llamada Cervantes) muy cerca de la casa de Lope de Vega con quien mantuvo muchas tiranteces.

En el prólogo del Persiles se narra el hecho de un supuesto último viaje a Esquivias antes de su muerte. En el trayecto se cruza con un estudiante que, al reconocer a quien tenia delante, salta a tierra y coge la mano del escritor exclamando: "¡Sí, sí; éste es el manco sano, el famoso todo, el escritor alegre, y finalmente, el regocijo de las musas!" A lo que aquel respondió: "Ese es un error donde han caído muchos aficionados ignorantes. Yo, señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las musas, ni ninguno de las demás baratijas que ha dicho vuesa merced..."

Hidropesia, diabetes...sus últimas palabras son del miércoles 20 de abril de 1616 "¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!" 
Moriría el viernes 22 de abril, y su entierro el día siguiente queda como fecha oficial de su muerte. En 1617 se publicaría póstumamente en Madrid "Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional", última obra de Miguel de Cervantes.

viernes, abril 17, 2020


En este opúsculo Miguel Delibes dice de la bicicleta : "...vehículo tan esquemático como la bici" o "motocicleta afónica". Se lee en una tarde. Tiene cierto encanto añejo. Se puede escribir bien, se puede incluso escribir muy bien y tener verdadero talento ¿Dónde queda Delibes entonces?

Con muy buena prosa y lujo de detalles la autora zaragozana nos da un paseo por la edad antigua. Éste periodo eclosiana de la prehistoria con el nacimiento de la escritura y se extiende hasta el periodo greco-romano. En dicho recorrido la historia de nuestra cultura es reflejada por distintos prismas: cultura oral, invención de la escritura, primeros escritores, sus obras, los diversos soportes documentales, la lectura, el papel de la educación, el de los libreros y las bibliotecas.

El hilo conductor de la obra es la transmisión de toda esa cultura desde la noche de los primeros tiempos de la escritura hasta el amanecer del siglo XXI. Son muchas las vicisitudes que han sufrido las colecciones de libros desde antaño hasta hogaño: robos, incendios, inundaciones, guerras, censura, bibliocaustos, traslados, desidia y olvidos. Tal vez la enseñanza que obtenemos de su lectura sea la comprensión de cómo esas obras iniciáticas han ido modelando la civilización a lo largo del tiempo hasta configurar nuestra cultura actual.

Es una obra divulgativa asequible para todo lector con curiosidad, de misma la familia del ya clásico "El mundo de Sofía". La materia es densa pero intercala, para allanar la varga, anécdotas etimológicas ("Teatro" viene del griego Lugar para mirar), científicas (Eratóstenes calculó la circunferencia de la Tierra valiéndose de razonamientos, un palo y un camello con un margen de error de solo de 80 kms) o bibliométricas (Datos de 2016, 224 millones de libros publicados en España de los cuales 90 millones por no ser vendidos son devueltos, triturados y reciclados en otros libros, servilletas o posavasos). Nos recomienda lecturas, películas, lugares. Tiene esa virtud de los buenos libros de conducir a otros, de despertar la curiosidad y hacer de nosotros investigadores para consumo propio.

En definitiva, un libro al que deseo y me atrevo a pronosticar una vida larga.