lunes, enero 20, 2020


He leído la novela y después he visto la película. El orden no es aleatorio. Ambos artefactos funcionan y me han resultado satisfactorios por separado, con sus lenguajes propios: el literario analítico y el cinematográfico sintético. 
Se narra la felicidad de los años veinte, la abundancia, la suntuosidad de los salones, el materialismo como religión con su dios dinero en la hornacina, en el altar más alto. Pero también se dejan ver las sombras de todo eso: brutalidad, adulterio, desencanto, violencia. La vulgaridad de esas gentes frívolas y sin entrañas, la decadencia moral, nuevos ricos contra ricos de siempre, la división social este-oeste simbolizada en ese "Valle de las Cenizas" que los separa y donde la clase obrera se hunde en la miseria.
Lo que pudo ser y no fue, la contradicción de una época fulgurante y siniestra, la gran mentira del sueño americano... todo eso y además el amor de Jay Gatsby.

No regales nunca libros a un bibliotecario, a un buen lector o a un letraherido. Pondrá buena cara pero no lo apreciará como si los eligiera él. Regálale mejor unas estanterías blancas con puertas de cristal.

jueves, enero 09, 2020


"Relatos escritos entre 2003 y 2017. El primero trata de un perro guardián que atemoriza a una mujer que pasa cada día ante su puerta. La mujer quisiera reconciliarse con él, pero se da cuenta de que la bestia es solo una proyección del miedo de sus dueños. El segundo aborda la infidelidad “sin causa” de una mujer casada. La narración de ambos es abstracta y a la vez muy precisa. El contenido “moral” queda en el aire, flotando entre dos escenas, y ha de ser “aspirado” por el lector como si de un olor se tratase.
Los cinco relatos restantes tienen como protagonista a la escritora de Melbourne Elisabeth Costello que se encuentra en Europa. ‘Vanidad’ habla de la apariencia en la edad anciana y de los clichés familiares con una aguda sensibilidad hacia los detalles; es un pequeño. ‘Una mujer que envejece’ muestra el poderío de Costello como personaje: transparente y ambiguo, individualista y tiernamente humano. En Niza la hija intenta hacer entender a su madre que no puede vivir sola “al otro lado del mundo”, donde siempre ha estado.
Ligero y hondo, el volumen se ensancha con ‘La anciana y los gatos’. El hijo visita a su madre en un pueblo de Castilla donde vive acogiendo gatos asilvestrados. La brecha entre el huero mundo moderno y las “fronteras del ser” de “los animales no nacidos” a que se refiere Costello es más que generacional, parece ontológica. Si ‘Mentiras’ es un recuento epistolar del hijo a su mujer sobre la decadencia de la suegra, ‘El matadero de cristal’ resulta una pieza maestra que ironiza con la garrapata de Heidegger. Como el insecto, el filósofo es “esclavo de su apetito de sangre”, la de su alumna Hannah Arendt. “Queremos disolvernos en nuestra naturaleza animal pero no es posible”, escribe Costello. Así explica ese “parpadear de la razón” tan humano, como el de su propio discurso al asimilar en una de sus “lecciones” la matanza sistemática de animales al Holocausto. Pero la esperanza reside en nuestra “innata facultad de la empatía” y su disciplinado cultivo, que propicia el “cambio de perspectiva”. Esperemos que Coetzee siga dejando a sus personajes que hablen y se rebelen a placer para el bien de la literatura."


Babelia

Qué difícil sobrellevar, sobreponerse a un éxito real, supuesto o atribuido. Y qué angustia luego la sombra de su fantasma, la acechada decepción y la displicencia de los demás.