viernes, septiembre 28, 2018


Este es un clásico norteamericano de finales del S.XIX. Curioso libro donde los haya, en él se nos relatan sabrosas anecdotas protagonizadas por un extraño personaje que se dedica en cuerpo y alma al coleccionismo de libros. Un "bibliótafo" es alguien que literalmente "entierra libros" pues no puede darles cobijo en las estanterías de casa por falta de espacio. Entonces ha de recurrir a un almacén, una casa de campo..algún sitio fuera de su alcance que de cabida a su prurito acumulador.



Paul Rayment va por la calle en bici y es atropellado por un coche, como consecuencia pierde una pierna y deja atrás su vida de fotógrafo para verse reducido a una existencia  de viejo mutilado, dependiente y solitario.
 Marijana, su asistenta, es mucho más joven que él, está casada y es madre de tres hijos. Paul se enamora de ella perdidamente, casi puerilmente, pero su amor no es correspondido y lo que provoca es un conflicto familiar del que nadie saldrá bien parado.
Es una novela con un tempo lento, reflexivo, donde se puede apreciar cómo el tiempo socava física y mentalmente a una persona brillante, cómo la vuelve menesterosa, dependiente, vil. Creo que ese es el tema central de la novela, la decadencia personal, el tiempo que se fuga a veces a una velocidad desconcertante y pone en su sitio lo que se presumía consistente. El amor en ese contexto es un asidero, las duelas de un tonel flotando en medio de un océano a las que agarrarse, una súplica, un grito desesperado que nadie recoge. "Un hombre viejo es un hombre lento, con el corazón adormecido, pero suficientemente despierto para continuar anhelando placer y felicidad".