Esta tarde de 23 de abril he terminado de leer la que se considera una de las mejores biografías de Miguel Cervantes. Con eso no es que arroje demasiada luz sobre su vida. Esta circunstancia hace que sea su obra la que atraiga toda la atención de biógrafos e historiadores incapacitados si no para interpretar los hechos verdaderos o supuestos de su vida. ¿Podrá un escritor esperar merecer mejor destino que ser conocido por su obra y no por su azarosa vida, llena de no pocas contigencias vulgares?
No
obstante, existen hechos tomados por ciertos, hitos documentados que jalonan la vida de nuestro escritor. Los señalo a continuación. Nace en 1547 en Alcalá de Henares, lucha en la
Batalla de Lepanto en 1571 donde pierde una mano. Permanece cautivo en Argel de
1575 a 1580. Da a imprenta La Galatea en 1584 aunque no saldrá a la venta hasta
1585. En diciembre de ese mismo año de 1584 se casa con Catalina de Salazar en
Esquivias (Toledo); claro que en marzo, es decir, solo unos meses antes, había
nacido su hija Isabel de su amante Ana de Villafranca. No hay certeza de que fuese su hija en vez de su sobrina. Se ha dicho que la niña Isabel era de su hermana Magadalena con Juan de Urbina. En 1597 es encarcelado en Sevilla varios meses, parece que fue allí donde imaginó al "hidalgo fuerte", pero es poco probable que lo escribiera entonces como se ha sugerido.
Cervantes
se dedicó gran parte de su vida, como comisario de los barcos reales, a
cobrar impuestos en especie para abastecer a la Armada invencible. Este antipático oficio le deparó muchos pleitos (cárcel incluso) y muy poca hacienda
pues el estado de Felipe II pagaba tarde y escaso. "¡Venturoso
aquel a quien el cielo dió un pedazo de pan, sin que le quede obligación de
agradecerselo a otro que al mismo cielo!-dirá Don Quijote. Estas
comisiones obligan a Cervantes a ir por caminos y pueblos de Andalucía. Se curte así en la vida y en las relaciones humanas lo cual quedará magistralmente plasmado después en sus obras. Recorrerá pueblos
como Écija, Estepa, Arahal, Marchena y La Puebla de Cazalla. Están documentadas
las requisas de Osuna, Morón de la Frontera y Villamartín (Cádiz) ¿Pasaría por
ventura por la loma Almajar quier por Prado del Rey donde tomaría un vino en
la bodega de la Fuente? Puestos a cubrir huecos de su biografía, qué mejor
sitio.
Después del rescate de su cautiverio en Argel (1580), Cervantes esperaba recibir
del estado la merced de una sinecura. Hubo momentos de dificultades personales en que
solicitaría un puesto en ultramar. La literatura española y universal agradece todavía a día de hoy que no se le concediera tal destino que de buen seguro lo hubiera perdido para
la creación literaria, caso de Mateo Alemán. No obtuvo la gracia de la
sinecura, ni tampoco la del puesto en el Nuevo Mundo; pero sí, al menos, el cargo de recaudador que, como decía, le procuraría más sinsabores y
afrentas que riqueza. "Que yo no soy bueno para palacio-declara el
Licenciado Vidriera-, porque tengo vergüenza y no sé lisonjear"
De
1600 a 1605 la corte de Felipe III se desplaza de Madrid a Valladolid. Cervantes y su familia se instalan en la capital del Pisuerga, y si la idea del
Quijote bien se pudo gestar en su breve cautiverio en Sevilla, será en
Valladolid donde tome forma. En cuanto al proceso de impresión, las
fases por las que pasaba el texto hasta llegar a las librerías, el autor
entrega el "autógrafo" a un
amanuense profesional. Este lo copia y obtiene el "original"
destinado a la imprenta. Pero no se imprimirá sin antes verificarse varias revisiones y sin la intervención del censor. Finalmente, en vista del espacio
de libertad y capacidad de decisión que se otorgaba al editor e impresor en
aquella época, un corrector establecía la tipografía y la puntuación del texto.
Comas, puntos y tildes, el Quijote nació sin ellos. Cervantes no puntuó. La
distribución del texto, de las historias intercaladas, tampoco es del todo
cervantina. El Quijote que leemos hoy le debe muchísimo al tipógrafo, al editor, al
corrector. Por último, dedicatorias, privilegios, tasas. Todo el proceso podía
durar meses.
En el
periodo de "entrequijotes" Cervantes goza del periodo más sosegado y productivo
de su vida, al menos en lo que a su labor literaria se refiere. En 1613 publica "Novelas Ejemplares", en 1614 "Viaje del Parnaso", en 1615
"Ocho comedias y ocho entremeses" y la segunda parte del Quijote.
Vivió en Madrid, de nuevo Corte, en la calle Huertas. Su
última morada estuvo en la esquina de la calle de León con la calle de Francos
(hoy llamada Cervantes) muy cerca de la casa de Lope de Vega con quien mantuvo
muchas tiranteces.
En el
prólogo del Persiles se narra el hecho de un supuesto último viaje a Esquivias
antes de su muerte. En el trayecto se cruza con un estudiante que, al reconocer a quien tenía delante, salta a tierra y
coge la mano del escritor exclamando: "¡Sí, sí; éste es el manco sano, el
famoso todo, el escritor alegre, y finalmente, el regocijo de las musas!"
A lo que aquel respondió: "Ese es un error donde han caído muchos
aficionados ignorantes. Yo, señor, soy Cervantes, pero no el regocijo de las
musas, ni ninguno de las demás baratijas que ha dicho vuesa merced..."
"¡Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos; que yo me
voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida!"-dirá in articulo mortis el viernes 22 de abril. Su entierro, el día siguiente, queda como fecha oficial de su muerte. En 1617 se publicaría póstumamente
en Madrid "Los trabajos de Persiles y Sigismunda, historia setentrional", última
obra de Miguel de Cervantes.
23/04/2020