jueves, julio 02, 2020


Los diarios de exilio -existen otros de juventud de los que hablaré en otro momento- constituyen el mejor testimonio de la vida de esta excepcional mujer, escritora, profesora, traductora, secretaria, catalogadora, chofer (primera mujer en Madrid en conducir, su hermano José le regala un Ford), miembro del Lyceum Club Femenino asociación pionera en España para la defensa de los intereses de la mujer, decoradora de interiores, marchante de artesanía popular y por largas temporadas enfermera del depresivo J.R.J. ¡Qué distinta hubiera sido la vida de ambos (y quizás también la obra del poeta) si en vez de en 1988 el Prozac se hubiera inventado unas décadas antes!

Además del recorrido vital de la pareja, estos diarios son muy interesantes porque revelan de primera mano y por quién mejor, no solo los más elementales detalles de la vida personal de Juan Ramón Jiménez: su carácter, sus hábitos, la relación con otros escritores; sino también la gestación y ordenación de su obra, el modo de trabajo del autor de Poemas mágicos y dolientes.

Pero Zenobia, que escribe en español si está en país de habla inglesa y en inglés si en Cuba o Puerto Rico, no se limita a anotar el día a día del célebre marido. Para los interesados en un monográfico juanramoniano remito a `Juan Ramón de viva voz´ de Juan Guerrero Ruiz. Los diarios de Zenobia poseen valor por sí mismos, J.R.J. es solo una parcela.

Como diario íntimo que es y por tanto un apoyo y un confidente para la que escribe, sabemos de sus alegrías y frustraciones, de su vida interior, de la actividad que realiza con admirable autodisciplina, y nos complacemos con las observaciones de su espíritu sencillo y cultivado. Tal es así que su voz se nos hace entrañable y necesaria ya desde el diario de Cuba.

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