viernes, febrero 26, 2016


Empecé a disfrutarla mucho tiempo después, ya en casa, cuando evocaba esos parajes solitarios, el paisaje épico de las Montañas Rocosas canadienses, el invierno frío, la cara más salvaje de la naturaleza; también cuando imaginaba el dolor ya lejano y ajeno. Porque durante la peli anduve mal, sobrecogido, sufriendo lo indecible con esas escenas violentas de lucha por la supervivencia. Un espanto espeso y severo. Menos mal que te tenía a mi lado.

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