lunes, septiembre 10, 2012


A veces parece la obra de un genio (pocas veces) y otras (las demás) la de un loco. A veces es original, a veces extravagante (extravagancia que es la originalidad carente de gusto). De ingenioso pasa a delirante con la misma facilidad con la que el lector pasa de la sorpresa boquiabierta y ojiplática a la sonrisa compasiva y burlona. Hay algo opresivo en el mundo en que intenta envolvernos. Asfixian sus ridículas obsesiones. Parte de unas cuantas ideas más o menos insólitas, desconcertantes e ingeniosas alrededor de las cuales monta un débil campamento de sucesos peregrinos. Pasaje que ensancha los límites de lo grotesco el de la muerte de Laura Verás, ahogada con una hoja de lechuga. Tostón de novela.

2 comentarios:

rhalonso dijo...

... ¿? pues esta si que motivaba leerla...
No nos ponemos de acuerdo, jeje

joselu dijo...

Me hubiese gustado que me hubiese gustado, Rebeca. Esperaba, como siempre que cojo un libro, que me ayudara a ser feliz un rato, y si acaso, que tambien me ayudara a comprender algo del mundo de fuera o de dentro de mí. Ya ves que no voy sin expectativas por ahí jajaja. Ya había leído de él "Doctor Pasavento" y lo disfruté. Ese libro me condujo a otro autor, Robert Walser, del que he leido luego casi toda su obra, que no es mucha pero sí excepcional.
Vila Matas es un moderno, o parece ser que lo pretende. Fusiona géneros novela-ensayo, rompe la estructura tradicional de la novela, destroza la trama; juega a jugar, a cambiar de apariencia, a ser poliédrico, inclasificable, escurridizo... la avanzadilla del genero novelesco. Algunos piensan que va a la vanguardia de la literatura que se está escribiendo en este país. Todo eso me llama la atención pero no me gana como lector per se. En cuanto se publicó "Aire de Dylan" fui a comprarla y... me ha costado Dios y ayuda pasar la última página.
Un Saludito