lunes, enero 09, 2017


Feliz el que, alejado de negocios,
Como en remoto tiempo los mortales
paternos campos con sus bueyes ara
y no rinde a la usura vasallaje,
ni le despiertan los clarines bélicos
ni teme airados mares,
y evita igual del Foro las intrigas
que del rico soberbio los umbrales.
Ya de la vid los vástagos crecidos
enlaza al tronco de los altos árboles,
viendo vagar sus vacas mugidoras
por el angosto valle.
Ya corta con la hoz ramas estériles
e injerta las feraces.
O esquila mansa oveja o guarda en ánforas
las mieles que exprimió de sus panales.
Si otoño sobre el campo alza la frente
Orlada de sus frutos más suaves
¡Como goza en coger la pera injerta
y uvas como la púrpura brillantes,
que ofrecer luego a Príapo y Silvano
porque celosos la heredad le guarden!
Igual se tiende bajo añosa encina
que en las gramas tenaces;
y corre en tanto el agua por las rocas
y se arrullan las aves,
y perdidos en la fronda invita al sueño
el rumor de los frescos hontanares.
Quinto Horacio Flaco: Libro de los épodos

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