viernes, mayo 27, 2016


Con "Cirlot: ser y no ser de un poeta único" de Antonio Rivero Taravillo, publicado por la Fundación José Manuel Lara y Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías 2016, se me despertó la curiosidad por este raro poeta catalán. Consulté qué obra tenía suya la Biblioteca Nacional en su sede de Recoletos y cayó en mis manos este "44 sonetos de Amor". 

Poesía de una belleza deslumbrante e insólita, hallazgo que se mezcla con extravagancia, esencialidad con deriva. Como si su fuente procediera de una tradición literaria poco transitada (ni siquiera del propio autor), como si fuese traducción o como si el poeta fuese zurdo; una poesía, en fin, bien mal escrita, o que da esa sensación. ¿Servidumbre de la forma? Al leer no se olvida uno nunca del molde, el soneto, y el oído tropieza. 

En cuanto al tema, estos poemas nos informan de un concepto aciago del amor, donde este opera como una fatalidad que socava al poeta, que lo convierte en víctima y antagonista de sí mismo. Véase Soneto XX, y el XXXII. O el XLIII de  estética tétrica y penetrante; O el claro y  directo penúltimo verso de Soneto VII: 
                       
                          "Me llevas de la mano a padecer".

Son frecuentes  las "espinas", "ortigas", "cuchillos", "heridas"... entre "rosas", "amor", "azules primaveras".. lo cual le confiere a estos poemas una cualidad plástica que da realce a ese carácter trájico del que hablaba.

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