martes, junio 02, 2015







          Conscientes de que es imposible la objetividad (máxime cuando se trata de narrar una vida) y de que la objetividad en ocasiones ni siquiera resulta interesante o atractiva a la lectura; hay que asumir que es esa misma  objetividad, sin embargo, lo que más se valora y prestigia en este género literario llamado biografía.

Leyendo la presente uno observa cómo en ella se ha conseguido aquello que en webs, biopics y prensa no se ha conseguido: la ecuanimidad y en consecuencia la verosimilitud. Su figura, la de Camarón, dada o bien al fanatismo mitómano o al desprecio ignorante casi nunca se había tratado cabalmente y sin exageraciones; es decir, llamando a cada cosa por su nombre.

Creo que se le hace justicia a la familia de Paco de Lucía, siempre honrada con el gitano en lo referente a derechos de autor y en todo lo demás como una familia para él. Creo que también es justo que se hable de la hija no reconocida del de la Isla de sus años madrileños, y de la imprudencia temeraria de Camarón que causó la muerte de dos personas en un accidente de tráfico. Plagada de anécdotas curiosas y aspectos desconocidos. Lo he pasado muy bien.



No hay comentarios: