martes, marzo 08, 2016


Ramón Gómez de la Serna definió sus greguerías (género que tuvo a bien inventar y cultivar) como metáforas + humor. Sorrentino desarrolla en este largometraje algo así como greguerías filmicas; humor, diálogos filosóficos y poéticos.
Ambos personajes centrales: Michael Kaine y Harvey Keitel representan filosofías de vida distintas, temperamentos diversos: Fred (Michael Kaine) abandera esa independencia y autoestima llenas de humor que deben señalar a un caballero. Es parco en palabras, un personaje estoico, que acepta la realidad tal como es, sin intentar cambiarla. Mick (Harvey Keitel), en cambio, es pasional, vulnerable, se permite una visión trágica y costosa de la vida. La trama es sencilla, las conversaciones muy divertidas y agudas. Merece la pena verla. Lo único, que se hace un poco larga.

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