Luis Cernuda visita Villaluenga del Rosario y Benamahoma (Cádiz) desde el dos al siete de enero de 1934. Lo acompañan Antonio Sánchez Barbudo y Pedro Pérez-Clotet, natural éste de Villaluenga. Durante su peregrinación por los pueblos españoles entre los años 1931 y 1936 Cernuda va mucho por la provincia de Cádiz, componiendo incluso algunos poemas en Olvera.
A comienzos de la II República apenas existían bibliotecas en España, a excepción hecha de Cataluña y Asturias. Para la República era una prioridad que todos los españoles, especialmente los niños y jóvenes, supieran leer. “Cuando todo español no sólo sepa leer, sino tenga ansia de leer, de gozar y de divertir leyendo, habrá una nueva España”
El Gobierno de la II República instauró dos tipos de bibliotecas: las municipales y las de Misiones Pedagógicas. El Ministerio de Instrucción Pública crea la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas con un presupuesto de seiscientas mil pesetas para adquisición de libros, partida que contrasta con la destinada en 1930 por el Gobierno anterior, bajo el reinado de Alfonso XIII, de treinta y cinco mil pesetas.
El Servicio de Bibliotecas estaba coordinado por Luis Cernuda, por los bibliotecarios María Moliner y Juan Vicens de la Llave y el inestimable apoyo de María Zambrano, Pedro Salinas, Rafael Alberti y García Lorca. Hasta junio de 1936 este servicio permitió la creación de 5.522 bibliotecas, la mayoría en localidades de menos de cinco mil habitantes, muchas de tan solo cincuenta habitantes.
Lo que más le dolía a Cernuda era el espectáculo de una juventud olvidada. Él pensaba que en algún pueblo perdido de España podría haber algún Bécquer o Mozart dormido que en contacto con las misiones despertaría.
Es este aspecto profesional de Cernuda, bastante desconocido por lo demás, es lo que más me ha gustado descubrir en la obra de Taravillo. Obra, dentro de lo que la oscura vida de Cernuda permite, pormenorizada y más que suficiente.
Otro rasgo de Cernuda que me interesa a la par que me inquieta es la relación que guarda con su tierra. Andalucía y lo andaluz visto desde Madrid, primero. España y lo español visto desde el exilio británico y americano después. Veamos lo que nos cuenta el propio Cernuda:
"No es más andaluz quien de andaluz se disfraza, sino quien lleva intacto dentro de sí, límpido y seductor, el reflejo de esta tierra misteriosa, perezosa y activa, vívida y soñadora"
El poeta detesta "ese absurdo y externo andalucismo reciente, de una facilidad repugnante".
Ya en Glasgow nos dice: "Cambio y distancia, si no mudan al hombre, le hacen conocerse mejor, y no solo a sí mismo, sino también a todo aquello que lo determina y le forma en su ser vivo individual, o sea, sus gentes y su tierra, su lengua y su historia".
Postura que puede resumirse con estas palabras "Puedo hacer gala de cierto sentimiento patriótico pero no patrioteril. Es decir, mi postura es crítica y antidogmática"
Estupendo en sus reflexiones Cernuda. Más aún es este poema que abunda en el tema del exilio y en la compleja relación que tuvo con su propio destino:
Peregrino
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.
Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.